Xbox One X y el dilema 4K: bienvenidos a la consola transgeneracional
Es la consola más potente jamás creada, una máquina capaz de ofrecer 6 TFLOPs de potencia en unas dimensiones espectaculares. Esas prestaciones hacen que en Microsoft afirmen que la Xbox One X es la consola perfecta para esa nueva generación de juegos en 4K, y nosotros nos preguntamos si eso es suficiente.
Lo hacemos desde el mismo escepticismo que me provocó la PS4 Pro que también usaba el mismo argumento aunque con una configuración hardware netamente inferior. Como en ella, no todo en la Xbox One X se disfrutará en 4K, pero una cosa está clara: si quieres una consola futureproof, la Xbox One X es la mejor candidata que existe a día de hoy. Es la consola transgeneracional.
El soporte 4K es solo parte de la ecuación
Lo es por muchas razones, pero sobre todo por ese mimo a la compatibilidad con sus hermanas menores. La Xbox One X te permitirá jugar a todo lo que ya se juega en la Xbox One y la Xbox One S (incluyendo los juegos de la Xbox 360 retrocompatibles), pero en la mayoría de los casos —eso dicen en Microsoft— la experiencia será mejor gracias a un proceso de upscaling que hará que incluso en juegos que ya disfrutabas en 1080p la experiencia visual sea superior.
A falta de comprobar si esa promesa se cumple o no, lo realmente importante aquí es la otra promesa: la de que los juegos en 4K son tan importantes como Microsoft (y Sony, insistimos) quiere dar a entender. Es nuestras pruebas con la PS4 Pro ese punto no quedó del todo claro, sobre todo porque ese soporte no es nativo para todo y para todos.
Es un soporte con letra pequeña, y lo mismo le ocurre a la Xbox One X, que aun teniendo mayor margen de maniobra no podrá garantizar que todo lo que juguemos en ella vaya a poder disfrutarse en 4K y con una tasa de fotogramas por segundo (fps) decente.
Nuestra experiencia con su gran rival deja claro que las mejoras que se logran varían: unos tienen más nivel de detalle, otros ganan en fluidez, y otros (los menos) ofrecen ese soporte 4K nativo del que tanto se ha hablado. Al final lo importante es que la experiencia mejores, y lo que es seguro es que la Xbox One X ayudará a que nuestros juegos se vean mejor de cómo se ven en la Xbox One o la Xbox One S.
Una consola para quienes quieren lo mejor de lo mejor
Soy usuario feliz de una Xbox One desde que se lanzó este modelo, y creo que la Xbox One X es una propuesta fantástica que además tiene un precio asombroso: muchos hubieran pensado que una máquina con esta configuración tendría un precio que no bajaría de los 600 euros, pero en Redmond han conseguido ajustar ese precio al máximo.
Eso hace muy difícil plantear una recomendación clara: la Xbox One S se puede conseguir por la mitad (e incluso menos), y las prestaciones que ofrece son igualmente destacables. Si uno quiere disfrutar de una buena experiencia de juego la Xbox One S parece una apuesta perfecta.
El problema es que si quieres lo mejor de lo mejor, la Xbox One X llama muchísimo la atención: es realmente difícil resistirse a ella. Lo es por esa potencia, por ese diseño y por esas prestaciones, pero sobre todo por esa capacidad que tiene para estar con nosotros hasta dentro de muchos años: sin renunciar al pasado, pero sin descuidar el futuro.
La consola transgeneracional
Como mencionábamos anteriormente, la Xbox One X es lo que podríamos calificar como una consola transgeneracional y preparada para el futuro. Ese hardware es el ideal para esa ambición de la que Phil Spencer, máximo responsable de la división, hablaba hace unos meses:
Considero que hay juegos esenciales y que la gente debería ser capaz de jugar, y deberíamos conseguir que éstos no estén limitados a una generación específica del hardware. Esa es una de nuestras metas. Es una meta difícil, pero es una meta. Es más: es algo que ya ocurre en PC, donde puedo volver a jugar a ‘Doom’, puedo volver a jugar a ‘Quake’. Puedo hacer esas cosas.
Pero también vemos juegos que probablemente comenzarán a abarcar más de una generación. Si lo piensas, ‘Destiny 2’ saldrá este año y lo pongo de ejemplo porque creo que tengo 600 horas en el ‘Destiny’ original. Pero sabes, Destiny 2 va a ser uno de estos juegos que espero que la gente todavía continúe jugando en cinco, seis, siete años. Que sea un poco como ‘WoW’, que como sabes tiene a millones de personas jugando durante 10 o 15 años.
Así que desde una plataforma de desarrollo, teníamos que diseñar un hardware multi-generacional porque habrá juegos que durarán varias generaciones. Y nuestra plataforma de software realmente tiene que atender tanto la necesidad de un desarrollador como la del conjunto de usuarios que existe entre ellas.
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Esa comparación con el PC habla muy bien de lo que Microsoft plantea con esta consola. Podremos discutir sobre si el catálogo de lanzamientos es mejor o peor, sobre la letra pequeña de ese soporte 4K, sobre si ese soporte es tan importante (sobre todo cuando mucha gente sigue sin televisor 4K) o sobre si el precio es o no el adecuado, pero hay una cosa segura: esta consola no solo garantiza que podrás jugar a todo lo que ya existe para la Xbox One/S y que lo harás mejor. Hay algo aún más relevante en esta propuesta.
Garantiza que los desarrolladores de videojuegos tendrán margen de maniobra para crear nuevas experiencias que sean aún más ricas visualmente. Le asegura a toda la familia una larga vida, y eso, amigos lectores, es el verdadero regalo que nos hace Microsoft con la Xbox One X.
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Xbox One X y el dilema 4K: bienvenidos a la consola transgeneracional
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Javier Pastor
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