Slow motion: el arte de observar el mundo en calma
El slow motion o cámara lenta, es una técnica de grabación que imágenes que lleva mucho tiempo siendo utilizada cine. Y es que ¿quién no recuerda ‘Matrix’ y su escena en la que Neo esquiva las balas como si el tiempo se hubiera detenido a su alrededor? Esta técnica, ahora, está al alcance de todos, ya que dispositivos tan cotidianos como los teléfonos móviles o las cámaras de acción nos ofrecen dicha posibilidad.
Con el slow motion podemos capturar escenas imposibles de percibir por el ojo humano, algo que nos permite dar rienda suelta a nuestra creatividad e imaginación. Vamos a ver a continuación qué es el slow motion y cómo podemos sacarle partido para conseguir los resultados más sorprendentes.
Pero, ¿qué es el slow motion?
Hoy en día todos estamos acostumbrados a ver escenas en cámara lenta, ya sea en el cine o en retransmisiones deportivas, pero su origen data del año 1904, cuando el sacerdote y físico August Musger (y amante del cine) patentó el primer sistema de lo que hoy conocemos como slow motion.
Este efecto se obtiene tras grabar una escena con un número de fotogramas por segundo (velocidad de cuadro) superior a la velocidad de proyección, de este modo, la escena se reproduce a la misma velocidad que una escena normal pero da la impresión de desarrollarse más lentamente porque durante la grabación el registro fue mucho más rápido.
Para poder grabar en slow motion lo ideal es que utilicemos cámaras preparadas para ello, pues si partimos de un vídeo grabado a modo normal, por ejemplo a 24 fotogramas por segundo, por mucho que intentemos falsear a posteriori con software de edición que añada fotogramas repetidos, los resultados nunca serán los mismos.
Aquí es interesante recalcar que el ojo humano solo es capaz de percibir 25 frames por segundo, pues nuestra retina solo es capaz de retener (valga la redundancia) las imágenes durante 1/25 de segundo. Es por ello que los estándares en cine se marcan en 24 frames por segundo y que las tasas de captura superiores nos permiten percibir cosas que de otro modo sería completamente imposible para nuestra capacidad visual.
El motivo por el que estas cámaras son capaces de grabar a alta velocidad (mayor número de fps) reside en la alta sensibilidad de sus foto sensores, capaces de capturar la luz menor tiempo que un dispositivo normal. Como decíamos al principio, ahora también vemos esta tecnología en los teléfonos móviles y pronto incluso llegará a ellos el super slow motion, concretamente de la mano de Sony y sus sensores que incorporan su propia DRAM.
A continuación podemos ver un vídeo grabado en modo slow motion con en el Sony Xperia XZ Premium que alcanza los 960 fps por segundo.
Cámaras slow motion
Pero dejemos a un lado los teléfonos móviles (a los que dedicaremos un apartado más adelante) y volvamos a las cámaras. Si realmente nos interesa la materia y queremos hacernos con una equipo capaz de ofrecernos buenos resultados, tenemos en el mercado un interesante abanico de opciones para ajustarnos a nuestras necesidades y a nuestro bolsillo, porque no nos vamos a engañar, este tipo de cámaras no son precisamente económicas. Aún así, vamos a ver por rangos, cuáles son los equipos que nos dan mejor resultado sin perder de vista el binomio calidad-precio.
Si nos vamos al rango semi-profesional una de las mejores cámaras que podemos adquirir actualmente en el mercado para estos menesteres es la Panasonic HC-X1
, capaz de grabar imágenes de alta definición a una alta velocidad de 120 fps o 100 fps. Hablamos de una cámara cuyo precio actual en el mercado se encuentra en torno a los 2.800 euros, por lo que quizás no es una buena opción para iniciarse pero sí para profesionales.
En el caso de que nuestro presupuesto y nuestras pretensiones sean más reducidos, podemos optar por cámaras de acción mucho más versátiles y asequibles como la GoPro Hero 5, capaz de registrar hasta
120 fotogramas por segundo y cuyo precio se queda alrededor de unos comedidos 330 euros.
Otra cámara que da resultados excelentes en slow motion es la Sony RX 100 Mark V, una compacta avanzada con una velocidad de ráfaga apabullante y que además es capaz de llegar hasta 960 fotogramas por segundo, aunque eso sí, sacrificando bastante la calidad final de la imagen.
Slow motion en móviles
Hoy en día casi todos los móviles de gama alta del mercado ya cuentan con la posibilidad de grabación en este modo, contando con un software capaz de ralentizar la velocidad de reproducción, aunque por el momento y a pesar de todos los avances, la capacidad de grabación en slow motion para los smartphones se queda un poco lejos de las cámaras profesionales.
En este tipo de dispositivos la cámara lenta se mueve en torno a los 120-240 fps (salvo en algunos casos como el Sony Xperia XZ Premium que va hasta los 960fps) en los ajustes del vídeo con una resolución de 720p. ¿Y qué móviles graban con slow motion? Pues como decíamos, prácticamente todos los «buques insignia» que coronan el mercado actual permiten grabar en este formato.
El recién estrenado buque insignia de Samsung, el Galaxy S8 nos permite grabar 240fps a 720p y la verdad es que, tal y como pudimos comprobar en nuestro análisis
, los resultados que nos ofrece son muy interesantes. A continuación podemos ver un vídeo grabado con el Galaxy S8 en 240fps a 720p.
Si nos vamos a la competencia directa de Samsung, encontramos que el iPhone 7 Plus nos ofrece la posibilidad de grabar en 720p a 120 o 30 fps, y al igual que el Galaxy S8, 720p a 240 fps. Los resultados son los mismos, aunque pueden variar los resultados debido a la diferencia de óptica entre ambos.
Otros teléfonos como los Google Pixel, el LG V10
o el recién aterrizado Xperia XZ Premium ofrecen también esta posibilidad, ¿pero qué podemos hacer en caso de que nuestro teléfono no cuente con ella? En ese caso hay alternativas de software, ya que en las tiendas de aplicaciones nos encontramos con algunas que, con mayor o menor acierto, pueden modificar la velocidad de los vídeos con «postproducción». Lo que hacen estas aplicaciones es, por un lado bajar la velocidad de reproducción del vídeo y por otro, generar imágenes duplicadas para añadir fotogramas, por lo que, lógicamente los resultados no serán tan buenos, pero pueden dar bastante juego si no somos demasiado exigentes.
Cómo hacer el mejor slow motion
Una vez que tenemos claro cuál será el sujeto protagonista de nuestro vídeo hay algunos pequeños trucos que, si los tenemos en cuenta, nos pueden asegurar unos resultado impecables. En primer lugar, y cómo no podía ser de otra forma, hablamos de la luz. Y es que la iluminación siempre es la estrella en materia de fotografía y vídeo, pero en el caso del slow motion es imprescindible que grabemos con buena iluminación, ya que a mayor velocidad de fotogramas mayores velocidades de obturación, y en consecuencia, requerimos de una iluminación más intensa para poder apreciar con detalle la escena. Si no disponemos de luminarias especiales para grabar, lo ideal es que siempre grabemos con la mejor luz natural posible.
El segundo punto imprescindible es la estabilización. Una grabación en slow motion inestable puede echar a perder por completo los resultados, por lo que es muy importante que, en la medida de lo posible, utilicemos trípode o en el caso del móvil, que lo fijemos con el sistema de estabilización que utilicemos habitualmente.
Por último, no podemos olvidarnos del sonido. Y es que una de las características del slow motion es la carencia absoluta de éste,algo que nos da pie a personalizar los vídeos con el sonido que queramos. Los ideal es elegir música acorde y en consonancia con la imagen representada como podemos ver en el vídeo anterior, que por cierto, forma parte del canal de Slow Mo Lab, unos genios de la materia que eso sí, cuentan con lo último en esta tecnología.
Exprimiendo el slow motion
Las posibilidades con esta técnica son infinitas, y es que podemos conseguir resultados dramáticos y muy atractivos si seleccionamos bien el objeto protagonista. Obviamente lo interesante es capturar aquello cuyo movimiento es rápido para el ojo humano, pues ralentizar algo que ya de por sí sea lento no tiene mayor sentido. Hace unos meses, un vídeo (grabado a 30.000 fps) de un grano de maíz tornando en palomita se hizo viral, muestra de que en lo cotidiano podemos encontrar muchísimas acciones sensibles a ser objeto de slow motion.
Bajo esta premisa tenemos una horda de posibilidades que nos pueden regalar resultados muy interesantes. Pensemos en cosas que no podemos observar con detenimiento debido a su fugacidad, como por ejemplo la lluvia, el aleteo de un pájaro o un niño saltando en una cámara elástica, y es que el slow motion, al igual que su contrario, el time-lapse, nos abren un mundo de posibilidades visuales con el que podemos dar rienda suelta a nuestra creatividad.
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por
Érika García
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