‘Desconectar’ del jefe, ¿utopía o realidad?

enero 03, 2017
DISANAR

El debate en torno a la conciliación laboral en España parece ser el pan nuestro de cada día. Recientemente se ha estado reflexionando en torno a la posibilidad de salir a las seis de la tarde del trabajo, sobre si esta podría ser una medida factible. Ahora Francia acaba de hacer oficial algo así como el derecho a desconectar del ‘boss’… ¿En qué consiste esto exactamente? Pues resulta que desde ya los franceses no están obligados a contestar e-mails o llamadas del jefe o de la oficina fuera del horario de trabajo.

Como era de esperar esto ha reavivado la llama del citado debate en nuestro país. ¿Por qué no nosotros? ¿Y si imitáramos a nuestros vecinos galos? Es una cuestión compleja y que va más allá de una ley o normativa que dicte sentencia al respecto, aunque podemos decir que los españoles ya han protagonizado algún que otro dictamen interesante a este respecto. Es el caso del que firmó el Tribunal Supremo en septiembre de 2015, cuando señalaba como abusivas las cláusulas de los contratos laborales por las que se obliga a los trabajadores a facilitar número de móvil y/o correo electrónico al firmar una relación contractual con una empresa.

Se trata de un asunto peliagudo sobre todo desde que tenemos acceso constante a internet y a la conectividad online, bien vía smartphone o tablet, a través del e-mail, de WhatsApp u otras opciones de mensajería instantánea. A esto debemos añadir el teletrabajo, que si bien es cierto que permite flexibilizar la jornada y compatibilizar lo profesional con lo personal, también abre la puerta a que se exija más al empleado por el mero hecho de trabajar desde casa y estar –se entiende– disponibles más tiempo y con mayor frecuencia. ¿Cómo marcar los límites?

Queda aún mucho por avanzar en todo esto y no se trata de un asunto banal. No olvidemos el hecho de que España está a la cola en productividad laboral y que cada vez hay más casos de profesionales que se sienten sometidos a estrés y ansiedad por sobrecarga de trabajo y por no poder desconectar.

El ejemplo francés podría ser inspirador pero, como todo, probablemente no sea oro todo lo que reluce. De que se de la posibilidad a esa desconexión del superior a que realmente una persona se vea con la libertad de hacerlo va un trecho. Son sobradamente conocidas las presiones invisibles y las maneras en las que se coarta la libertad personal de manera velada. Pero bueno, reflexiones a un lado, no se puede negar que ese derecho que se ha aprobado en Francia supondría un paso adelante en cuanto a eliminación de abusos y coacciones a los trabajadores.

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